FLORES AMADAS
(Décima)
Árbol dócil, eres manso
en la quietud de vergeles;
y la fragancia que expeles
llena todo este remanso.
Y de aspirar no me canso
tus flores anaranjadas
que a mi vida están atadas,
el viento las acaricia
y su aroma es mi delicia.
¡Ah, tus flores tan amadas!
INGRID ZETTERBERG
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