A PESAR DEL ORGULLO
(Soneto alejandrino)
Con mis manos vacías, y el dolor acechando
marcharé solitaria, sin luz y sin amor;
ni los versos de amigos ni alguna triste flor
yacerán en mi tumba, con perfume aromando.
Volveré mi alma atrás, por si él me esté llamando
y el silencio hablará de su cruel desamor.
Soledad que se acerca, cual beso sin dulzor,
un abrazo que duele, cual adiós aflorando.
Me he de ir lejos del sol, y no habrá despedida,
solamente mi ausencia llenará los rincones
y en aquel que yo amé, se abrirá gran herida.
A pesar del orgullo, llanto habrá cual bebida
en sus labios sedientos. Dirá: ¡No me abandones!
sin embargo por siempre, yo ya estaré dormida.
INGRID ZETTERBERG
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