POR AMARTE
(Décima)
Vienes de lejanos valles
a consolar mi tristeza,
mi Rey, con tu fiel nobleza,
quizás orando me halles.
O predicando en las calles,
tú bien sabes que soy tuya
aunque la gente me excluya,
ya que me odian por amarte;
y por mi ser entregarte
me apodaron "aleluya".
INGRID ZETTERBERG
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