MANOS CARIÑOSAS
(Soneto Heroico)
Las manos de mi madre en el oscuro
rincón, quedaron solas, olvidadas.
Estaban tristemente avejentadas
de tanto regalar cariño puro.
Aquellas tiernas manos, os lo juro
hicieron mucho bien, siempre afanadas
en dar amor y abrigo a sus amadas
chiquillas, a pesar del tiempo duro.
Mi madre nos cuidaba en soledad.
Sus manos protegían en la ausencia
del padre, en inviernos de orfandad.
Las manos de mi madre y su piedad
descansan en la muerte, mas su esencia
quedó perennizada en humildad.
INGRID ZETTERBERG
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